Cuando Agile no es suficiente

Muchas empresas están incorporando el concepto del desarrollo ágil de software, es más muchas de ellas lo están expandiendo en sus organizaciones a otras áreas: recursos humanos, financiero, marketing o la propia dirección. Sin embargo, muchos sentimos que no está siendo suficiente, que nos falta algo. ¿Agile no debía revolucionarlo todo? 

Las organizaciones están inmersas en la Transformación Digital. A pesar de que es un concepto que no tiene una definición clara, todas lo están abordando. Y es cierto que la transformación digital es básica para poder competir en el mundo digital. Esto supone afrontar muchos cambios organizacionales que requieren dinero y esfuerzo. Pero, ¿qué cambios debemos abordar? 

Muchos agilistas, entre los que me incluyo, quizás con más prepotencia que realismo, hemos venido qué Agile era el único camino para la transformación. Es cierto que Agile supone un cambio más profundo que cambiar las formas de trabajar, es un cambio de mentalidad. Para algunas empresas Agile es una manera de hacer más rápido sus modelos tradicionales de trabajo. Cuando descubren que no es eso, se asustan, esto de Agile iba mucho más allá que postits y retrospectivas. Para otras compañías, Agile supuso la introducción de marcos como Scrum o métodos como el de kanban de David Andersson. Estas compañías suelen obtener mejores resultados. No obstante, siguen sin percibir todos los beneficios que una cultura ágil puede aportarles. Por tanto, ¿Qué está fallando aquí?

 

Volviendo al inicio del artículo, recordemos el objetivo de las organizaciones: La Transformación Digital. A pesar de que no haya una definición concreta, sí que tenemos algunas pistas de por dónde “van los tiros”. Está claro que parte de la transformación tiene que ver con la tecnología. Debemos afrontar un cambio de tecnología, tenemos que modernizar nuestros sistemas, lo que puede suponer crear app, usar la nube, microservicios entre otras opciones. El cambio tecnológico dependerá de nuestro contexto, pero hay que darle una vuelta a las herramientas tradicionales. Algunas organizaciones creen que solo con un cambio tecnológico, ya lo tienen hecho. ¡Cuidado! llevamos muchos años rehaciendo software obsoleto y no por ello lo hemos llamado transformación digital. 

Otra de las áreas a las que afecta la Transformación Digital es al negocio. Bien sea digitalizando nuestro negocio tradicional o creando nuevos modelos de negocio que el mundo digital nos brinda como MyTaxy o Bizum. Por tanto, un alineamiento con negocio parece clave si queremos tener éxito en la Transformación Digital. ¡Esto va más allá del CIO! 

Por último, otro gran cambio que debemos afrontar en las organizaciones es nuestra relación con los clientes (ahora llamados usuarios). En modelos tradicionales, las empresas marcan el camino de los usuarios, obligándolas a usar su software sin tener alternativa. Este es el motivo por el que tenemos la web de Renfe de esa manera, no hay competencia y por tanto el usuario debe asumirlo. Sin embargo, ahora toca conocer a tu usuario, saber lo que necesita y tratar de dárselo antes que la competencia. Aquí es donde Agile tiene mucho que decir, gracias a su propuesta basada en inspección y adaptación constante donde trabajamos con los usuarios a base de incrementos. Esta manera de pensar, nos permite saber el estado de nuestros usuarios y poder “ganar” a la competencia. 

Pero, todo ello requiere de un cambio más profundo que muchas organizaciones aún no están afrontando: ¡la Cultura! Las organizaciones están teniendo poco éxito o están teniendo éxito a base de mucho más dinero del que necesitan startups. El motivo es la manera de pensar orientada al control y al trabajo y no al resultado y a los clientes. Herencia que hemos recibido donde pensamos que reduciendo el coste y no maximizando el valor que entregamos tendremos éxito. 

¿Cómo puedo saber el estado de mi cultura? En NeuronForest nos hicimos esta pregunta hace mucho y decidimos partir del modelo de Frederic Laloux en su famoso libro de Reinventando las Organizaciones. Frederic analizaba las diferentes estructuras organizaciones que componen una empresa y les asigna un color para saber en qué punto están. Si lo aplicamos a nuestra empresa podemos descubrir en qué punto está nuestra cultura, qué comportamientos son permitidos y cuales son esperados cuando pasamos los tornos de la empresa. 

La cultura es algo difícil de cambiar, requiere de una dirección clara, de mucho apoyo organizacional y una fe en que todo saldrá bien. Para que ocurra, una cultura basada en la libertad, la transparencia y la responsabilidad nos puede llevar a tener equipos más comprometidos y capaces de entregar valor de manera constante a nuestros usuarios. 

No se trata de definir unos valores bonitos y contárselo a todos. La cultura son hábitos, y los hábitos se pueden modificar tomando decisiones alineadas con lo que somos. Si las decisiones se alinean con lo que somos, y somos muy coherentes, entonces todo tiene sentido y empezamos a crear esa cultura que necesitamos para que nuestra transformación de verdad sea exitosa. 

¿Estás abordando este cambio cultural en tu empresa digital?

Si quieres saber cómo trabajamos, puedes consultar nuestros servicios:

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