Cambiando lo que medimos conseguiremos resultados diferentes. Huimos de las métricas tradicionales de proyecto, orientadas a la completitud del mismo, como el porcentaje de avance u horas reales vs estimadas. Nos centramos en métricas de producto que aporten valor.
Por un lado, implantamos métricas de uso del producto y de satisfacción de usuario, claves para entender si entregamos valor. Además, definimos métricas de valor, muy cercanas al contexto (por ejemplo, en un periódico digital se miden los nº de click, en un e-commerce las ventas y en una administración el tiempo de resolución de un trámite). Acompañamos a los equipos para usar estos datos para tomar decisiones y adaptarse rápidamente.
Trabajamos métricas de predictibilidad basada en datos. En un producto no nos centramos en una fecha final de entrega, pero tampoco la obviamos. Necesitamos ser predecibles para gestionar expectativas y para ello usamos métricas basadas en evidencias, y no en estimaciones.
Por último, implantamos métricas de equipo, donde podamos analizar el estado ánimo de las personas, clave para la consecución de objetivos.